Hablar del ser mujer y estar loca, de su lenguaje y significado, del contexto, y de las estrategias que tiene el poder para manejarla: así, a grosso modo, podría definirse el texto que nos presenta Kate Millett.
La autora hace un recorrido en profundidad sobre su experiencia, dividiendo el texto en tres partes: la granja, Irlanda y Nueva York (la utopía, los orígenes y el desenlace). Tiene todo el sentido, una vez sumergida en su lectura, el porqué de esta división. Se trata de un relato de la locura, la locura siendo mujer. El significado, el trato, los cuidados, lo que se espera (tanto de una como del contexto). El cómo los cuidados recibidos cambia según seas mujer y hombre, según sea tu estatus económico, según tus posibilidades y tu entorno.
Millett habla de los manicomios dotándolos de un significado político, como institución total (aspecto que muchas veces queda olvidado). La utilización de la propia palabra manicomio expresa bien su posición: la invisibilidad de estos espacios, de las personas y del sufrimiento que se enmarca allí. Un espacio donde esconder las vergüenzas de aquello que no funciona (que no funciona según ¿quién?). Habla del arrebatamiento de los objetos personales, de aquello que puede hacerte sentir segura en un lugar desconocido, un lugar que se supone de cuidado. Traza de manera indiscutible cómo el manicomio te despoja de tu yo, de tu identidad, todo ello enmarcado desde el «yo sé qué te conviene», «yo sé qué te ayudará a dejar de sufrir», «yo sé cómo puedes estar más tranquila, sé cómo puedes dejar de dar problemas». Millett habla de las instituciones como espacios sin esperanza, espacios de muerte y de olvido. Lugares para las mujeres expulsadas, las que no se ajustan a la norma social, a sus familias, a sus espacios por tanto, expulsadas de lo visible. Como dice la autora: “permanecer cuerdo en un manicomio es desafiar su definición”.
“El mismo manicomio es una insensatez, una anomalía, un cautiverio aterrador, una privación irracional de todas las necesidades humanas; conservar la razón dentro de un lugar así supone una lucha abrumadora. Al cabo de cierto tiempo, muchas víctimas se derrumban y aceptan que están locas; se rinden. Con el tiempo no pueden o renuncian a retornar a la realidad; está demasiado lejos, no merece la pena, es demasiado confuso…, se han olvidado”
(Extraído de Viaje al manicomio, de Kate Millett)
En párrafos como el citado, la autora relata la pasividad a la que conduce la propia institución: cómo ésta se convierte en refugio y estrategia de supervivencia.
Dentro del recorrido de todas las violencias remarca el uso del electroshock, el cómo estos se utilizaban como castigo y los efectos demoledores que conllevan. Además de señalar el cómo se ataba a mujeres y la retraumatización que posteriormente aparecía. Al leerlo, sentía una profunda tristeza , ya que hay violencias que se siguen produciendo (#0contenciones).
A lo largo del relato aparece de manera reiterada el uso de la amenaza como palanca del poder. Kate Millett explica su proceso de desmedicalización, y cómo éste tuvo que ser escondido en más de una ocasión. El contexto castigaba esta decisión. El abandono de la medicación como fracaso, como miedo del entorno, como prueba inequívoca de la recaída, de la propia locura. Es otra de las cosas que se pierden en el proceso de ser loca y ser mujer: el poder decidir sobre la propia vida. Siempre existe un argumento para deslegitimar los argumentos de una mujer psiquiatrizada. El enfado, por ejemplo, la autora explica cómo tuvo que contenerlos, ya que estos eran prueba irrefutable de que algo iba mal: psicopatologizar toda reacción, y así obtener pruebas de que el otro puede tener poder sobre ti. Nada nuevo bajo el sol.
Una idea ronda todo el texto: la caza y captura del sufrimiento, de la persona que lo padece. Por tanto, ante esto sólo quedan dos opciones: doblegarse o huir. Parte del libro es un relato sobre esta huida... “Pero no sólo perdonarás todo y renunciarás a tus propias reivindicaciones como requisito previo para salir de esas cárceles ―o no te soltarán―, también debes ocultar tus opiniones y callarte que se equivocaron contigo. No importa. Una vez fuera, desenfundarán antes que tú y tendrás que abandonar tus convicciones. Fuera, ya no tendrás razón; y mucho menos admitirán ellos haberse equivocado. Fuera, tendrás tu historia médica, serás una loca declarada”.
“Para los que han estado allí” , esa es la dedicatoria que Millett pone a este viaje. Esta obra como geografía del dolor, de las violencias y de las diferentes opresiones. ¡Haceros con él, leedlo y compartidlo: rompamos lo invisible!
[La imagen que encabeza el post es del Instagram de la ilustradora Lubadalu, y la hemos utilizado en este post con su permiso. El libro «Viaje al manicomio» de Kate Millett ha sido editado este enero por Seix Barral en una traducción de Aurora Echevarría Pérez y con prólogo de Mar García Puig. Fue originalmente publicado en 1990 bajo el título The Loony-Bin Trip]