El prominente psiquiatra Allen Frances acaba de publicar un artículo en el que analiza las razones de la excesiva prescripción de antidepresivos.
En HealthWatch Newsletter, Frances explica que en la actualidad la corrupción procedente de la industria no es el único factor que sirve para explica el aumento desmedido del uso de antidepresivos, ya que muchos de los fármacos han perdido la patente y, por lo tanto, ya no son tan rentables para las empresas farmacéuticas. Es preciso identificar otros motivos si los defensores de la salud pública desean disminuir los daños provocados con las prescripciones inadecuadas.
A pesar del creciente uso de antidepresivos y de su popularidad, la investigación ha planteado serias dudas sobre su eficacia en la depresión. La corrupción de la industria ha sido una de las razones más importantes de su permanente popularidad. Para impulsar el mercado de los antidepresivos se han utilizado artículos creados por escritores en la sombra (ghostwriters), declaraciones tramposas, campañas de marketing y relaciones públicas, etc., a pesar de las dudas sobre su eficacia y su seguridad cuando se usan a largo plazo.
Otros estudios hicieron surgir la inquietud por el síndrome de abstinencia y los efectos secundarios de los antidepresivos. El que se reconozcan las consecuencias de la abstinencia se ha considerado que es una victoria de los usuarios de los servicios que, a pesar de que durante años se les ha estado diciendo que la abstinencia es leve y breve, ellos insistieron en que su voz fuera escuchada. Todo esto ha hecho que se preste cada vez más atención para ayudar a los pacientes a que puedan dejar estos fármacos de forma segura, y los expertos sugieren una interrupción lenta que puede durar meses.
Frances escribe este nuevo artículo en un momento en el que la polémica sobre la eficacia y la seguridad de los antidepresivos ha recibido gran atención, al menos en países como el Reino Unido. Frances, que fue presidente del equipo que elaboró el DSM IV, se ha convertido en un crítico feroz del sobrediagnóstico y la hiperprescripción en psiquiatría. Ha escrito numerosos libros y artículos en los que critica la disminución de los umbrales diagnósticos y la inclusión poco escrupulosa de determinadas categorías diagnósticas en el DSM-V.
Frances indica que, a pesar de que estos fármacos han perdido las patentes, su uso ha crecido exponencialmente en Estados Unidos y el Reino Unido. A pesar de que a su vez no existen pruebas que indiquen que hayan aumentado los trastornos psiquiátricos que justifiquen este incremento en la prescripción. Y sugiere algunas razones para este aumento.
En primer lugar, señala que la mayor parte de los prescriptores son médicos de familia que no conocen demasiado bien a sus pacientes y que con frecuencia los ven por primera vez el día que el paciente se encuentra con sufrimiento profundo. Y como no conocen la historia del paciente se pueden sentir presionados a recetar antidepresivos para hacer frente a los síntomas más inmediatos.
Frances afirma que la mitad de los pacientes que empiezan a usar estos fármacos permanecen con ellos al menos durante dos años y muchos los siguen tomando durante décadas. Para las personas con síntomas leves o moderados, esta es «la peor práctica» ya que probablemente la mayoría de estos síntomas se habrían disipado con el tiempo, con alguna ayuda para reducir el estrés o cuando el factor estresante desaparezca.
Señala que hay dos motivos principales por los que las personas continúan tomando antidepresivos durante años. El primero se debe a una atribución errónea. Las personas que empiezan a encontrarse mejor tras tomar antidepresivos pueden pensar que han mejorado debido a los fármacos. En la mayoría de los casos, las personas con síntomas leves habrían empezado a sentirse mejor con el paso del tiempo o a medida que el acontecimiento estresante se disipa por sí mismo. Por lo tanto, al creer que estas pastillas funcionan, les resulta difícil dejarlas.
La segunda razón importante para mantener el uso son los síntomas de abstinencia. Frances señala que los pacientes pueden experimentar síntomas de abstinencia que los debilitan cuando intentan dejar los antidepresivos. Escribe:
«El síndrome de abstinencia puede ser muy desagradable y terrible, puede causar letargia, tristeza, ansiedad, irritabilidad, problemas de concentración, dificultades de sueño, pesadillas, síntomas similares a la gripe, náuseas, mareos y sensaciones extrañas».
Debido a que no existe suficiente información sobre la gravedad de la abstinencia de los antidepresivos dentro de la comunidad médica y entre el público no especializado, a menudo se confunde la abstinencia con una recaída, lo que genera un círculo vicioso que mantiene la prescripción a largo plazo.
También cuestiona el uso cada vez más frecuente entre niños y adolescentes, a pesar de las pruebas de que podrían relacionarse con una mayor tasa de suicidio. Frances defiende que los antidepresivos resultan beneficiosos en la depresión severa, en la que el placebo y la psicoterapia podrían no funcionar. Según Frances, si pudiéramos asegurar de forma adecuada que sólo los que tienen síntomas graves sean quienes reciben antidepresivos y que el resto fueran tratados dándoles tiempo o terapia, nos encontraríamos en el camino correcto.
Frances señala que la respuesta placebo es potente en las personas que tienen síntomas leves y moderados. En otras palabras, estas personas se benefician del mero hecho de creer que están tomando antidepresivos, aunque en la depresión grave se podría precisar una toma real de antidepresivos.
Para resolver el problema creciente de este exceso de prescripción, sugiere que los médicos de cabecera se den tiempo para conocer y entender a sus pacientes y garanticen que los síntomas más suaves sean tratados mediante una espera vigilante, con técnicas de reducción del estrés y con asesoramiento. La depresión moderada se debe tratar primero con psicoterapia en vez de con medicación.
Aunque diagnosticar la depresión también puede resultar complicado. Como ya señaló Frances, la inflación de diagnósticos y la disminución de sus umbrales han hecho que cada vez cada vez más personas encajen en las categorías psiquiátricas. El uso de cuestionarios de autoinforme, habituales entre los médicos de cabecera, contribuye en buena medida al sobrediagnóstico, lo que lleva a la hipermedicación. El uso de instrumentos de cribado se debe restringir a grupos de alto riesgo, como las personas con antecedentes de conducta suicida.
Frances termina su artículo señalando que, aunque dar formación a los médicos de familia y permitirles que cojan más tiempo para conocer a sus pacientes resulta costoso y requiere más tiempo, a la larga protege a los pacientes de los daños de la medicación innecesaria. Por último, a quienes pueden superar su depresión por otros medios, esto mismo también les proporciona una sensación de fortaleza y resiliencia.
Frances, A. J. (2021 April 22). Why are antidepressants so overprescribed? And what to do about it? NewsWatch, 115, 4-5 (Enlace).
Artículo de Ayurdhi Dhar, publicado originalmente el 18 de mayo de 2021 en Mad In America
Traducido por Mikel Valverde