El modelo de tratamiento alternativo de Soteria ayuda a las personas que padecen esquizofrenia sin depender de medicamentos o coerción.

Artículo originalmente publicado el 11 de septiembre de 2019 en Mad in America.

Un reciente artículo publicado en Psychopathology explora los factores curativos asociados al enfoque alternativo de Soteria para el tratamiento de la psicosis. El modelo Soteria se basa en las relaciones personales, las actividades interactivas y un mínimo uso de medicamentos psiquiátricos dentro de una experiencia de vida en comunidad en lugar de en un entorno psiquiátrico convencional. Los autores explican cómo estos y otros factores promueven la recuperación de las personas que padecen el síndrome de esquizofrenia.

«Soteria representa un enfoque alternativo para el tratamiento de la psicosis aguda que proporciona un entorno social basado en la comunidad, las relaciones personales («estar con») y las actividades compartidas significativas («hacer con») junto con la aplicación de una medicación neuroléptica mínima», escriben el Dr. Daniel Nischk y el Dr. Johannes Rusch.

La historia de Soteria como enfoque se remonta a 1971, cuando el Dr. Loren Mosher del Instituto Nacional de Salud Mental (NIMH por sus siglas en inglés) de Estados Unidos abrió la primera «Casa Soteria» en Santa Clara, California. Aunque las ideas radicales del Dr. Mosher le llevaron a su renuncia del NIMH, su trabajo se ha expandido por todo el mundo, con casas en Hungría, Vermont e Israel, por nombrar algunas.

La filosofía subyacente a Soteria es bien conocida por su enfoque no médico, ya que ofrece a las personas que experimentan primeros episodios de psicosis aguda un «refugio seguro» en el que pasar estos difíciles estados extremos. El enfoque no médico planteado contempla una residencia cómoda y hogareña, personal no necesariamente sanitario, y la participación en relaciones y actividades de la vida cotidiana en una comunidad en lugar del contexto artificial y de aislamiento que se crea en una institución psiquiátrica.

La investigación llevada a cabo en la Casa Soteria original avanzó resultados positivos, demostrando los beneficios relacionados con la psicoterapia, el trabajo, el funcionamiento social, y la discontinuación de la medicación psiquiátrica.

Los principios centrales de Soteria fueron desarrollados por Loren Mosher y Luc Ciompi durante 30 años e incluyen:

  1. La provisión de un entorno social terapéutico basado en la comunidad (similar a la vida en comunidad);
  2. Una significativa parte del personal sin formación médica;
  3. El mantenimiento de la autonomía, las redes sociales y las responsabilidades comunitarias;
  4. Un estilo relacional «fenomenológico» que tiene como objetivo dar sentido a la experiencia subjetiva de la persona que atraviesa el episodio de psicosis mediante el desarrollo de una comprensión sobre esta experiencia «estando con» y «haciendo con”; y,
  5. La administración de neurolépticos en dosis bajas y sólo en casos necesarios, y de medicamentos psicotrópicos de manera voluntaria y sin coerción.

El artículo reseñado utiliza la fenomenología y un análisis del entorno social de la casa Soteria para explorar los mecanismos de recuperación de su modelo de tratamiento. Muchas de las ideas expuestas por los autores se derivan de su experiencia personal en la Soteria House Reichenau en Alemania, así como en informes previos sobre el modelo Soteria. Los autores describen una comprensión fenomenológica de la esquizofrenia, y un análisis de cómo el entorno de Soteria brinda una oportunidad para que los individuos recompongan su experiencia personal de forma segura.

El Dr. Nischk y el Dr. Rusch comienzan explicando que algunos profesionales entienden la esquizofrenia como un «trastorno del ser central». En otras palabras, se altera el sentido subyacente de ser un «yo» capaz de pensar, sentir y actuar por sí mismo. Esto lleva a una organización caótica de la realidad, desde una autoconciencia fluctuante hasta la dificultad para transitar un mundo social compartido con otros. Las experiencias psicóticas inusuales, como los delirios y la paranoia, se describen como un intento de dar sentido a esta conciencia profundamente desordenada de uno mismo y del mundo.

«A partir de estas alteraciones básicas pueden desarrollarse una serie de alteraciones experienciales compensatorias, como un estado de conciencia y una sensación de presencia anómalas, experiencias corporales alteradas y una distinción frágil entre el yo y los demás».

También vinculan este ser central alterado con la vida social, señalando que la confusión de la psicosis coincide con la incapacidad de juzgar los límites entre uno mismo y el otro. El ser central no es simplemente «interior», sino que está relacionado con las dificultades para establecer una relación «Yo-Tú» que permitiría una primera comprensión de uno mismo como un «Yo».

«El desafío terapéutico puede consistir en proporcionar un entorno social que tenga en cuenta los frágiles límites interpersonales al tiempo que ofrezca oportunidades para la interacción».

Uno de los efectos de esta alteración central del ser es la dificultad para estar en entornos complejos. Los autores explican que los establecimientos psiquiátricos convencionales a menudo tienen listados de reglas y requerimientos sociales extraños y alienantes que pueden confundir a las personas que experimentan psicosis. La casa Soteria, por otro lado, crea un ambiente «normal”. Algo tan simple como una máquina de café, o una mesa con sillas y una baraja de cartas, todo dentro de un entorno pequeño y acogedor con, por ejemplo, una alfombra para amortiguar el exceso de ruido.

Los roles sociales también están bien definidos, como el de «invitado» y el de «anfitrión», en lugar de la compleja jerarquía de un hospital psiquiátrico. Los autores sostienen que este contexto “normal” es menos confuso y permite un mundo más relajado y familiar donde las personas pueden estar y que, en última instancia, reduce la tensión emocional.

Uno de los pilares del modelo Soteria es lo que los autores llaman «estar con». Esta relación se describe como similar a la relación original cuidador-niño, a partir de la cual el yo central se va desarrollando. Debido a que la psicosis está marcada por dificultades en la relación entre el yo y los demás, se cree que compartir el espacio con otras personas que experimentan psicosis puede ayudar a desarrollar un núcleo del yo más sólido. Esto se logra a través de una forma amable y cuidadosa de relación, que corresponde a lo que los autores llaman «sincronía» o «intercorporalidad», descrita como el ritmo natural de «miradas, gestos y respuestas afectivas».

Las personas con un núcleo central alterado pueden tantear y explorar los límites de quienes pasan tiempo con ellos de manera segura, lo que les permite tener una mayor capacidad de autorreflexión y verse a sí mismos como individuos. Esto puede hacerse participando de una conversación con alguien, compartiendo un paseo y una charla, o realizando tareas comunes.

«Esto puede preparar el terreno para otras acciones que refuercen la propia identidad, como el intercambio de relatos en primera y segunda persona, la distinción entre fantasías y percepciones, la verbalización de conflictos personales, o contextualizar experiencias relacionadas con el espacio y el tiempo, y de nuevo traer al presente procesos vinculados a la infancia y la niñez. Eventualmente, la perspectiva de una tercera persona puede aparecer, y desde ella la persona puede reflexionar sobre sus propias creencias y experiencias.»

Un segundo pilar se llama «hacer con». Se describe como una extensión del «ser con» en el contexto del entorno social de Soteria. Cocinar, limpiar y otras tareas comunes suponen una oportunidad para una mayor participación social y la consolidación de un núcleo central del yo más fuerte, además de desarrollar habilidades esenciales para la vida que a menudo se ven afectadas en las personas que han recibido un diagnóstico de esquizofrenia.

Los efectos de «hacer con» cubren desde el fortalecimiento de las necesarias habilidades sociales y de la vida diaria hasta la construcción de un «esquema motor del yo» más coherente, dado que las personas que experimentan psicosis a menudo lidian con una sensación de tener el cuerpo y la mente fragmentados. Las rutinas físicas y la resolución de problemas en un entorno social seguro pueden proporcionar un espacio curativo para esta fragmentación. Estas tareas pueden ayudar a reentrenar las habilidades de concentración y memoria, reconstruyendo la base social, cognitiva, emocional y corporal del ser central.

«Por lo tanto, el “hacer con” como una forma holística de asunción de responsabilidades comunitarias ofrece múltiples vías para promover la restitución de muchos aspectos de la identidad que subyacen a otras tantas habilidades superiores, tanto motoras como sociales», escriben los autores. «Dentro de un contexto más amplio, esta práctica colectiva diaria puede ayudar a las personas con el síndrome de esquizofrenia a restablecer formas de interacción con sentido común y, por lo tanto, a volver a re-habitar su mundo social…»

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Equipo de Noticias de Investigación de MIA: Micah Ingle es estudiante de doctorado en Psicología: Conciencia y Sociedad en la Universidad de West Georgia. Ha publicado sobre enfoques terapéuticos centrados en la persona en contexto, en oposición al modelo médico individualizador, y sobre las características de las personas con alta empatía. Sus intereses actuales incluyen la intersección de las estructuras sociopolíticas / económicas y la salud mental, el individualismo en psicología, el género, la psicología de la liberación y las perspectivas mitopoéticas inspiradas en el pensamiento junguiano.

Traducción realizada por Enric Garcia Torrents, antropólogo especializado en aproximaciones sociales a la salud mental y miembro fundador de la Red Soteria España y la Xarxa Soteria Catalunya, colectivos abiertos establecidos con el objetivo principal de dar apoyo y fomentar la creación de casas de reposo y recuperación, así como otros espacios terapéuticos libres de coerción, a través de la investigación aplicada, el apoyo mutuo y la acción colectiva.

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