Desde que publiqué “Actuar como loco”, mucha gente me pregunta: ¿Cómo se “cura”, entonces la enfermedad mental?

No me animaba a responder la pregunta acerca de cómo curar las enfermedades mentales, porque implica un nuevo compromiso, un nuevo paso en mi camino personal de la locura.

Decidí escribir este texto porque vi mucho sufrimiento en muchas personas que necesitan encontrar una forma para sufrir un poco menos la “enfermedad mental”. Este proceso de “cuatro pasos para curar la enfermedad mental” puede parecer ingenuo. Pero no importa. ¿Porque? Porque funciona. (Yo, Zen).

1. Devolver el diagnostico.

Lo primero que hay que hacer es tener el diagnóstico escrito por alguna autoridad para poder devolverlo. Por lo general las personas locas cuando van al psiquiatra por primera vez reciben una receta medica con las drogas que deben tomar y una prescripción sobre cómo tomarlas. En la prescripción médica suele estar escrito el diagnóstico. Este papel es importante. En caso de no haber recibido el diagnóstico manuscrito por el médico psiquiatra, se puede pedirle que lo haga y sin ningún inconveniente el diagnostico estará escrito.  También se puede encontrar el diagnostico escrito en el “certificado de discapacidad”.

Una vez con el diagnostico en mano hay que pensar cómo devolverlo. En mi caso como soy escritor, publiqué un libro en el que considero logré devolver mi diagnóstico a la sociedad. La forma de devolver el diagnóstico la decide la persona portadora del diagnóstico. El diagnóstico no necesariamente hay que devolvérselo a alguien. Lo importante es devolverlo. La forma en que se realice la devolución va a ser válida en la medida que sea una decisión de la persona diagnosticada.

2. Renunciar a las drogas.

Uno puede vivir una vida normal consumiendo drogas psiquiátricas durante toda su vida. Pero también se puede vivir una vida normal sin consumir drogas psiquiátricas. Renunciar al consumo de drogas psiquiátricas implica un poco mas de trabajo, porque es más fácil para las personas que han sido diagnosticadas vivir consumiendo drogas psiquiátricas que vivir sin consumir drogas psiquiátricas. Éstas garantizan que las emociones no van a salirse de ciertos limites. Por eso, renunciar al consumo de drogas psiquiátricas, implica conocer la verdadera naturaleza de nuestras emociones y aprender a convivir con ellas.

Esperar que sea el psiquiatra quien retire las drogas es según mi experiencia en el sistema publico y privado de salud mental argentino, perder el tiempo. Uno tiene que tomar la iniciativa. Propongo a quien usa drogas psiquiátricas que pueda realizar un plan, un proyecto para retirar las drogas psiquiátricas y pedir apoyo al médico psiquiatra. Pedir apoyo, es clave. Mi sugerencia es realizar un plan de un año para poder despedirse para siempre de las drogas psiquiátricas.

3. Finalizar el tratamiento.

Una de las dificultades en el sistema de salud mental, es que los pacientes psiquiátricos pueden pasar toda una vida buscando una respuesta que nunca llega. Es muy común que el paciente pruebe con medicinas alternativas en su proceso de búsqueda de una cura que el sistema no quiere ni puede dar. Por este motivo es muy importante pensar una estrategia para no perder el tiempo. El objetivo de la estrategia debería ser finalizar el tratamiento de la mejor forma posible.

Mi sugerencia es tomar la iniciativa y proponer a los profesionales responsables del tratamiento un limite de un año. Ese período de tiempo debería ser suficiente para resolver cualquier enfermedad mental, por mas grave y agudo que haya sido el “brote psicótico”. Ponerle un plazo al tratamiento es la mejor forma de evitar volverse un paciente crónico, es decir un enfermo mental para toda la vida. La mayoría de los médicos psiquiatras van a resistirse a esta propuesta argumentando que el paciente “no presenta adherencia la tratamiento”. Para esto es importante apoyarse en el psicólogo, o el trabajador social y probar con otros médicos psiquiatras hasta encontrar al indicado.

4. Aceptar la locura.

En caso de lograr devolver el diagnóstico, renunciar a las drogas y finalizar el tratamiento uno puede vivir una vida normal, o dar el último paso: aceptar la propia locura, lo cual implica la responsabilidad de aprender a convivir con el delirio y la alucinación.

El proceso de aceptar la locura es el más difícil de todos, porque cambiar el modo en que vivimos, penamos, y sentimos la realidad es muy difícil. Aquí estamos bastante solos, aunque existe la posibilidad de realizar este proceso en grupo junto a otros locos y locas. Existen los grupos de apoyo mutuo o los colectivos sociales en defensa de la locura, pero sabemos que la experiencia del delirio y la alucinación es personal e intransferible. Sugiero participar de este tipo de grupos, siempre y cuando estén coordinados por personas con experiencia en el delirio y la alucinación.

En mi caso personal, luego de aceptar mi propia locura, la vida empezó a cumplir todos mis sueños. Por todo esto estoy muy agradecido.

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