A Guide to Minimal Use of Neuroleptics: Why and How. Volkmar Aderhold, Peter Stastny (@Mad_In_America)
Traducción: Jose A. Inchauspe, psiquiatra, y Miguel A. Valverde, psicólogo – Servicio Navarro de Salud (España)

Este trabajo del psiquiatra alemán Volkmar Aderhold (Institute for Social Psychiatry at the University of Greifswald, Alemania) y el psiquiatra estadounidense Peter Stastny (Department of Epidemiology, Columbia University, Nueva York, USA) recoge de forma exhaustiva el conocimiento científico más actual acerca de la medicación antipsicótica y su uso en personas diagnosticadas de trastornos del espectro de la esquizofrenia. Se trata de una guía que facilita criterios para una utilización de estos fármacos maximizando su beneficio potencial y minimizando sus daños. Puede descargarse de forma gratuita, en la página Web de MIA, http://www.madinamerica.com/, en inglés y ahora en español.

La guía pasa en revista los mecanismos de acción de los antipsicóticos, a quienes los autores proponen devolver su nombre original de neurolépticos, la hipótesis dopaminérgica como vía final fisiopatológica de la esquizofrenia, el impacto de los antipsicóticos en los receptores dopaminérgicos y las modificaciones que inducen en ellos, las equivalencias de dosis, las ventanas terapéuticas, los antipsicóticos de primera y segunda generación, su impacto en sintomatología positiva y negativa, la polifarmacia, su efectividad y las diversas trayectorias a corto, medio y largo plazo de los pacientes en tratamiento, el curso a largo plazo de la esquizofrenia con o sin antipsicóticos, su pérdida de eficacia con el tiempo, el síndrome de discontinuidad, las psicosis por hipersensibilización, los efectos adversos, su uso en personas mayores, niños y adolescentes, y la relación entre la recuperación y el uso de antipsicóticos.

Aunque los autores han pretendido que el texto sea accesible a lectores no especializados, son los clínicos e investigadores quienes mayor provecho sacarán de su lectura. En la mejor tradición de la literatura científica no se afirma nada sin contrastarlo con la investigación más actual que se presenta en detalle, a veces con toda cautela ante resultados contradictorios o no suficientemente consistentes, y el aparato de citas que se facilita en apéndice es formidable.

Eminentemente práctica, la guía pretende dar respuesta a las preguntas que se hace el clínico: ¿Es necesario tratar a una mayoría de pacientes psicóticos con antipsicóticos? ¿A cuántos y durante cuánto tiempo? ¿Tiene sentido su uso intensivo para reducir cuanto antes la sintomatología positiva? ¿Utilizamos las dosis adecuadas? ¿Cómo dar con la dosis adecuada para cada paciente? ¿Hay moléculas mejores o peores? ¿Tiene sentido el aumento de dosis, los cambios de molécula y la polifarmacia ante esquizofrenias resistentes? ¿Tras un primer episodio es mejor un tratamiento de mantenimiento o una disminución progresiva e interrupción de dosis? ¿Cómo llevar a cabo esta disminución? ¿Qué se puede proponer a personas que llevan muchos años tomándolos y manifiestan efectos adversos? ¿Cómo actuar con un paciente que ha mejorado con antipsicóticos y quiere interrumpirlos? ¿Y si recae tomando la medicación? ¿Hay alternativas, psicofarmacológicas y no psicofarmacológicas, a su uso? ¿Cómo implementarlas? ¿Cómo combinarlas con los antipsicóticos? ¿De qué depende la recuperación? ¿Cómo maximizarla?

En realidad la pregunta fundamental es saber si estamos haciendo un uso de los antipsicóticos acorde a los resultados de la investigación. La respuesta es negativa, lo que da nombre a la guía y deja en pie una última pregunta: ¿Por qué la práctica clínica más extendida y buena parte de las guías clínicas no se hacen eco de los resultados de la investigación? Los autores apuntan a varios motivos, entre ellos la organización actual del tratamiento, sea hospitalario o extrahospitalario, y de la atención en crisis que habría que modificar sustancialmente para mejorar los resultados del tratamiento de personas con psicosis de espectro esquizofrénico.

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