Para quienes seguimos siendo adeptos al papel, es una magnífica noticia la publicación en formato libro, con papel y pastas, de lo más granado de la producción de esta pareja de profesionales de lo mental (enfermera y psiquiatra) y blogueros de primera que, en mi opinión, seguramente compartida por otros muchos, vienen ofreciendo en su blog lo mejor de las publicaciones psiquiátricas en español en estos últimos años. Y que, además, son los responsables de la introducción entre nosotros del término —Postpsiquiatría / Pospsiquiatría— y de toda la sustancia que contiene esta ¿corriente? de la psiquiatría en los comienzos del siglo XXI.

Subtitulan los autores esta publicación como una colección de «textos para prácticas y teorías pospsiquiátricas». Son esos textos un destilado de reflexiones bien argumentadas y sustentadas en un magnífico fondo documental, sobre los aspectos críticos de nuestras disciplinas, de la psiquiatría y aquellas otras disciplinas emparentadas con quienes compartimos escenarios clínicos, asistenciales, y teóricos, tales como la psicología clínica, la enfermería de la salud mental, el trabajo social, la terapia ocupacional… La postpsiquiatría que nos proponen Amaia y José es resultado de un excelente trabajo de elaboración reflexiva, sobre los aspectos más controvertidos de nuestras teorías y nuestras prácticas, sus fundamentos científicos y éticos; de su impacto y su función social. En cualquier caso, ellos mismos se encargan de ponernos muy bien al día de las raíces, los elementos definitorios, y de sus límites difusos, trayendo a colación el documento fundacional de esta corriente (de Bracke y Thomas 2001), y el segundo documento (artículo coral publicado, como el anterior, en el British Journal of Psychiatry, en 2010) en que se afianzan sus perspectivas (aun cuando no se mencione en este caso el término de postpsiquiatría) de un grupo relevante por sus aportaciones desde la psiquiatría crítica (muy aconsejable seguirles en http://www.criticalpsychiatry.co.uk/) en el que, junto a los anteriores están Timimi, Moncrieff, Summerfield… bien conocidos por los seguidores de «la madrileña» de la AEN. El grupo está más interesado por la sustancia de sus propuestas que por etiqueta de identificación. Como bien resumen nuestros autores, el esfuerzo puede verse como un intento de síntesis hegeliana entre lo mejor de la psiquiatría clínica y las aportaciones antipsiquiátricas del siglo pasado (principalmente las basaglianas) que viven un cierto resurgir en estas primeras décadas del siglo XXI.

Otra aportación muy de agradecer es el sagaz y sugerente despliegue de apertura y aproximación a tan sesudas reflexiones, que nos ofrecen desde unas jugosas observaciones literarias, siguiendo en este caso la estela de Clare (Psychiatry in Dissent, 1980) y de Sanjuan (2003) en una viñeta formulación del caso de la psiquiatría como paciente (a cuya lúcida ironía he recurrido en varias presentaciones), y siguiendo con Monte Miseria —caricatura de la dimensión más falsaria de la profesión— y sus estragos en pacientes profesionales, y en el imaginario social. Y siguiendo por los escarceos de Horacio y la Maga en la Rayuela del París de Cortázar, haciendo gala los autores de una artesanía creativa conceptual muy alejada de cualquier improvisación

Amaia Vispe y Jose García-Valdecasas nos guían en el proceso de desvelamiento de tantas falacias, medias verdades o meras hipótesis elevadas a dogmas, de las que están plagadas nuestras disciplinas, recurriendo tanto a revisiones bibliográficas exhaustivas(como es el caso de la reconsideración crítica de la psicofarmacologización de la clínica) como en la indagación histórica, filosófica (revolviendo en los fundamentos epistemológicos) o sociológica, y política, sin escurrir el bulto de nuestra contradictoria posición entre las prácticas liberadoras (que deseamos y proclamamos) y las coercitivas, que practicamos con tan mala conciencia.

Donde los autores se emplean a fondo es en la crítica, precisa, rigurosa, al llamado con todo fundamento el modelo tecnológico-biocomercial de la psiquiatría siguiendo los estudios internacionales más relevantes (Joanna Moncrieff, de nuevo a la cabeza)… Y todo esto contextualizado en un fondo reflexivo que no rehúye los aspectos cruciales de la filosofía, incluyendo desde las controversias epistemológicas a las feministas —los autores dialogan con Kant, Khun, Foucault, Lyotard— y las psicopatológicas—Colina, Álvarez…—, que no tienen desperdicio. Se agradece su habilidad para tejer textos que se forjan entre la utopía y el realismo ilustrado —en línea con esa «resistencia creativa e ilustrada», tan valorada y reclamada en nuestro contexto AEN—, como nuestra mejor brújula para mantener la ruta, a pesar de los opacidades engañosas de tanta turbulencia gestora de lo psico.

Aunque el libro interesa al conjunto de las profesiones de lo mental, me parece que habrá de ser un referente nuclear especialmente para la generación de los profesionales que iniciaron su formación en plena desinstitucionalización (con todos sus avatares, logros y desatinos) que rápidamente se vio desbordada por las arremetidas neoliberales y su enorme impacto en nuestras prácticas

Este definitiva, este libro postpsiquiátrico es el mejor antídoto para tanta postverdad que nos acecha, y para seguir buena ruta. Un libro imprescindible.

 

Esta reseña se publicó originalmente en la web del grupo `La otra psiquiatría’, en febrero de 2018.

Más del autor