Miranda Spencer, publicado el 9 de mayo de 2021 en Mad In America

Toda una diferencia en dos años

En la primavera de 2019, la prensa sensacionalista centró su atención en la salud mental de la estrella del pop Britney Spears —que había reaparecido hacía poco de su rehabilitación, después de cancelar su último espectáculo en Las Vegas— y en la aparición del movimiento de fans #FreeBritney que se activó para liberarla de la «custodia judicial» de California que se mantenía desde hace una década. En otros estados se denomina «tutela» y otorga a un tercero aprobado por un tribunal el control de los asuntos de una persona incapacitada, habitualmente de edad avanzada. En el caso de Britney, la tutela está en manos de su padre, Jamie, que ha controlado casi todos los aspectos de sus finanzas, su asistencia médica y su vida personal desde su «crisis» en 2008.

El espectáculo poco habitual de la restricción a una adulta joven y muy funcional hizo que la prensa se pronunciara sobre el tema, y muchos artículos se preguntaron si había razones para que Spears siguiera tutelada. Tal como Mad in América explicó en su análisis de la cobertura mediática desde el inicio de su tutela, estos artículos reflejaban las actitudes convencionales sobre la «enfermedad mental» que son estigmatizantes y apoyan la legislación que promueve el tratamiento involuntario. También reflejaban las opiniones de todo el mundo menos de la propia Britney (salvo por sus publicaciones en la cuenta de Instagram, a menudo crípticas).

Según este relato, Britney —a pesar de más de una década de aparente estabilidad y éxito— precisa permanecer bajo tutela para su propio bien, ya que  supuestamente está demasiado «loca» y es demasiado vulnerable a ser  explotada como para gestionar su propia vida. Todos los argumentos en contra de estos se tomaron como teorías conspirativas de sus fans, bienintencionados, pero ignorantes.

Pero ahora las cosas han empezado a cambiar tanto en el mundo de Spears como en la cobertura de su caso de parte de los medios. Estos cambios han puesto la atención sobre el tema de los derechos de las personas etiquetadas como enfermas mentales o discapacitadas, y han dado lugar a solicitar reformas.

De nuevo en el candelero

Desde el otoño pasado Britney Spears, que en la actualidad tiene 39 años, parece tratar de recuperar su autonomía. A través de su abogado de oficio, Sam Ingham, ha solicitado que los documentos judiciales relacionados con su caso no sean reservados (para que resulten más accesibles al público) y ha expresado a un juez que tiene «miedo a su padre» y que «no volverá a actuar si [él] mantiene el control de su carrera». US Weekly, que antes la retrató como inestable y necesitada de cariño, tituló así un artículo sobre su recurso legal: «Britney Spears está cansada de que la traten como a una niña» y la describió «luchando por su libertad».

Unos meses más tarde, Britney solicitó que su padre dejara de gestionar sus finanzas y que fuera sustituido por un fiduciario profesional, Bessemer Trust. No ocurrió de ese modo; ahora Bessemer y Jamie Spears comparten esa tarea, pero el cambio provocó que en la columna online de THINK en la NBC News se publicara un artículo de opinión que trataba de un modo más amplio el problema del abuso a través de la tutela. En el artículo, titulado «La tutela de Britney Spears puede ser completamente legal, pero bastante mala para ella. Muchas tutelas lo son», la periodista Chandra Bozelko argumentaba que «hay un coste emocional en una tutela a largo plazo, especialmente en una persona por lo demás capaz, y ese daño rara vez se muestra en las evaluaciones judiciales o en los registros públicos». Bozelko, que estuvo bajo tutela durante una década, escribió que «retirar a una persona su capacidad de agencia no deja de ser un abuso, incluso cuando los fiduciarios o tutores administrativos cumplen con su tarea».

Esto fue lo último que supimos del tema hasta la primera semana de febrero de 2021, que coincidió con el decimotercer aniversario de la tutela de Spears. Esa semana se estrenó el documental Framing Britney Spears (Enmarcando a Britney Spears) en el canal FX, producido por un equipo de The New York Times (que anteriormente había informado de su situación de un modo bastante acrítico). El documental se abre con imágenes de activistas de #FreeBritney. A los pocos minutos, la redactora jefe del New York Times, Liz Day, plantea la pregunta del millón del documental: «¿Es esto lo mejor para ella? ¿Es lo que ella quiere?».

El documental recoge fotos e imágenes de archivo junto a nuevas entrevistas a antiguos colaboradores, incluida a su amiga íntima y antigua asistente, Felicia Culotta. También cuenta con la participación de activistas de #FreeBritney, reporteros y fotógrafos de prensa que antes informaron sobre ella, y de expertos legales próximos al caso. Cuenta el rápido ascenso de Britney como estrella del pop adolescente, el impacto emocional real de la implacable persecución de los medios de comunicación, y el trato a menudo hostil y obsceno que recibió antes de su ya famosa crisis.

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La película «Framing Britney Spears» presenta fragmentos de una entrevista de 2003 con Diane Sawyer en el programa «Primetime» de la ABC, en la que la presentadora avergonzaba a la cantante por su imagen sexualizada.

Texto de la imagen: Kendall Ehrlich «…de verdad. Si tuviera la oportunidad de disparar a Britney Spears, creo que lo haría».

(Izquierda) Sawyer citó a la Primera Dama de Maryland, Kendall Ehrlich, que amenazó de muerte a la cantante.

(Arriba) Spears se sintió visiblemente molesta por el comentario.

Kendall Ehrlich fue la Primera Dama de Maryland, de 2003 a 2007, durante la administración del gobernador de Maryland, Robert Ehrlich, su esposo. De 2019 a 2020, ocupó la subdirección de la Oficina de Política Nacional de Control de Drogas y, desde marzo de 2020, de la dirección de la Oficina de Sentencias, Control, Aprehensión, Registro y Seguimiento de Delincuentes Sexuales (SMART) del Departamento de Justicia. El 3 de octubre de 2003, en su primer año como primera dama, la Sra. Ehrlich realizó la siguiente declaración en un acto sobre violencia doméstica: «Sabe, realmente, si tuviera la oportunidad de disparar a Britney Spears, creo que lo haría». Posteriormente se disculpó con Spears, y un portavoz dijo más tarde que en el incidente «usó de forma descuidada una figura retórica». (N. del T.)

De este modo, Framing Britney pone en contexto los comportamientos que a menudo se citan como prueba de enfermedad mental en Spears. Raparse la cabeza y golpear el coche de un paparazzi con un paraguas se muestran como reacciones muy humanas de una mujer sobrepasada, después de un parto, sometida a un implacable escrutinio público e inmersa en luchas concretas, que incluían una batalla por la custodia. Como escribe Jude Ellison S. Doyle en la revista de política y cultura GEN, «¿Cómo puede alguien no experimentar un trauma con este trato?». Doyle añade: «Britney Spears no es una estrella del pop antes feliz que “perdió el control”, en primer lugar es una mujer que nunca llegó a tener el control». De hecho, salvo por la información sobre las estancias de Britney en centros psiquiátricos, la película no se detiene en la afirmación de que padece una enfermedad crónica y debilitante, como tantas veces dijo la prensa.

Además, el documental analiza la incómoda realidad de vivir bajo una tutela, incluyendo un clip de un documental de la MTV en el que Britney se queja de lo asfixiante que es estar constantemente limitada y vigilada. «Cuando digo lo que siento, no me escuchan», dice: «Escuchan lo que quieren oír. Es horroroso y me siento triste». La película también señala las irregularidades en la forma en que fue puesta bajo tutela y se pregunta si alguna vez saldrá de ella.

En una escena Adam Streisand, el abogado que ella quiso contratar para luchar contra la tutela en 2008, explica que el juez dictaminó que Britney era incompetente para hacerlo, en base a un informe médico que el juez se negó a mostrarle. «Sentí que, basándome en mis interacciones con ella, era capaz de contratarme y guiarme, y el juez debería haberlo permitido», dice Streisand.

En otra escena, la abogada Vivian Lee Thoreen admite: «Es la persona bajo tutela la que tiene la potestad de decir: “Ya no necesito esta tutela, y he aquí el motivo”, y luego añade: “No he visto a ninguna persona tutelada que haya tenido éxito en revertir una tutela”».

La película también describe los incentivos financieros y los posibles conflictos de intereses que podrían tener los tutores de Britney para mantener ese acuerdo. Señala que su padre recibió un porcentaje de la gran recaudación de sus actuaciones en Las Vegas y que además debe pagar a sus propios abogados y a los de sus tutores con su patrimonio, inquietudes que en su día fueron mostradas como teorías conspirativas generadas por sus fans.

A pesar de que Spears no participa en la película (los productores afirmaron que no tuvieron éxito en sus intentos de contactar con ella), Framing Britney destaca por su perspectiva empática. Anima a los espectadores a ponerse en la piel de Spears mientras observan su ascenso, su caída y su retorno, así como su confinamiento actual. Esto se distancia de lo que observamos en la información previa, que tendía a decantarse a favor de las posiciones de su padre y de sus responsables. La familia de Britney, su abogado y su círculo íntimo se negaron a ser entrevistados para la película, aunque algunos de ellos aparecen en imágenes de archivo.

Una fuerte reacción

Tal vez porque su dolor se puede entender muy fácilmente, la película no tardó en extender la alarma. Las redes sociales se incendiaron con nuevos llamamientos de #FreeBritney, comentarios de apoyo de abogados, tuits que compartían extractos de documentos judiciales y exigencias de que los medios de comunicación se disculparan con Spears. La American Civil Liberties Union (Unión Americana de Libertades Civiles), que se ofreció a representarla el verano pasado, reiteró su apoyo en un tuit:

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Textos: 

ACLU @ACLU 9 de febrero

Las tutelas suelen dar lugar a que las personas con discapacidad sean despojadas de sus derechos civiles.

Independientemente de las dificultades que haya tenido en el pasado, Britney Spears merece el derecho a dirigir su propia vida.

TIME @TIME 7 de febrero

Lo que hay que saber sobre Britney Spears, su tutela y el movimiento #FreeBritney ti.me/3tylvJY

Al mismo tiempo, los principales comentaristas culturales y de noticias debatieron sobre el retrato de la misoginia que mostraba la película: cómo Hollywood ha explotado y perpetuado narrativas peligrosas acerca de las jóvenes estrellas, cómo nuestra cultura no ha escuchado ni recogido las historias de las mujeres según sus términos, y cómo se castiga a las que son consideradas rebeldes.

Y la prensa siguió centrada en los problemas de la estrella bajo su particular tutela. A finales de febrero, el padre de Spears contestó oficialmente a Framing Britney en Good Morning America a través de su abogada actual, Vivian Lee Thoreen. Reiteró que el objetivo de la curatela es «proteger» a su hija y afirmó de forma incorrecta que Britney nunca ha tratado de retirársela; Thoreen afirmó posteriormente de forma falsa que Britney puede finalizarla en cuanto quiera. Después, en una audiencia celebrada en marzo, el abogado de Britney presentó la petición de que su padre renunciara a la tutela sobre sus asuntos personales y que fuera sustituido por Jodi Montgomery, una fiduciaria profesional que ha estado desempeñando temporalmente este papel. Esos documentos judiciales afirman, subrayados y en negrita, que Britney «se reserva el derecho a solicitar la finalización de esta tutela».

Más allá de Britney

Pronto la cobertura de la prensa generada a propósito de la película y la batalla «Jamie contra Britney» se trasladó más allá de Britney hacia otro importante debate: la cuestión más amplia del abuso de la tutela. Artículos de opinión, artículos explicativos y artículos de reflexión denunciaron su carácter excesivamente restrictivo y documentaron su potencial de abuso. Estos informes se prolongaron durante dos meses en prestigiosas revistas de política y economía, y también en la prensa de entretenimiento.

Por ejemplo, la periodista Sara Luterman, que cubre los derechos de las personas con discapacidad, fue una de las primeras en abordar «la historia más oscura que permanece en la sombra». En The New Republic, escribió que «hay una cuestión más amplia y sistémica en juego. Spears no es una anomalía y, realmente, la tutela cuenta con pocas garantías y controles. A los discapacitados se les retira de forma habitual la personalidad jurídica… Y nadie se inmuta. La diferencia más importante es que Spears es famosa. Lo insólito de la historia es que la gente preste atención a esto».

Luterman indica que muchas personas, tan jóvenes o más que Spears, están bajo el control de sus tutores, y cita un informe sobre la «ruta que lleva desde la escuela a la tutela, en el que la tutela de los estudiantes con discapacidades intelectuales o de desarrollo, que están en los colegios, es una cuestión rutinaria». Tal como dijo Zoe Brennan-Krohn, abogada del Proyecto de Derechos de los Discapacitados de la ACLU, «existe este doble estándar en el que, si se percibe que tienes una discapacidad, tus preferencias quedan subordinadas por lo que es, entre comillas, mejor para ti».

Varios medios publicaron artículos sobre cómo funcionan las tutelas y por qué pueden ser problemáticas para cualquiera. En un artículo de opinión, las profesoras de derecho Rebekah Diller y Leslie Salzman, en Business Insider, dicen:

«Después de que las denuncias hubieran desvelado algunos problemas cruciales, muchos estados reformaron las leyes en la década de 1990. Hoy en día, en la mayoría de los estados, se supone que los tribunales deben considerar las alternativas menos restrictivas y acomodar cualquier sentencia de tutela para preservar la máxima autonomía. Sin embargo, estas reformas, que en la práctica a menudo se ignoran, no fueron lo suficientemente lejos…».

Lo resumen diciendo: «Dado que la tutela tradicionalmente se ha justificado como un mecanismo de protección, el sistema de tutela está contaminado por una cultura paternalista. Como resultado, muchos tribunales se siguen equivocando al conceder las solicitudes de tutela incluso cuando bastaría con alternativas menos restrictivas».

Del mismo modo, The Economist publicó un artículo titulado «¿Por qué las tutelas son polémicas?». Y responde a esa pregunta de la siguiente forma:

«Una supuesta enfermedad mental parece ser el motivo de la situación de la Sra. Spears, pero el público conoce poco de su diagnóstico o su estado. La tutela priva a una persona de casi todos sus derechos, al igual que el encarcelamiento o el internamiento en un manicomio, y sólo un tribunal puede restaurarlos. Algo infrecuente [la cursiva es nuestra]».

Además, el artículo señala que:

«Las brechas legales a nivel de los estados, que es dónde se regulan los temas, facilitan la explotación. Por ejemplo, algunos estados permiten a los tribunales nombrar «tutores de emergencia» sin notificar a la persona ni a quienes pudieran acudir en su ayuda. El tutor suele poder vender los bienes, como una casa, sin necesitar una aprobación judicial adicional. La vigilancia inconsistente dificulta el control de la gestión».

¿Qué es lo que no vemos en estos fragmentos? En primer término, la idea de que los problemas de salud mental de Britney, o de cualquiera, puedan justificar su tutela. Puede que tener un diagnóstico no venga al caso. Como opinó Doyle en GEN, «puede que Spears padezca una enfermedad mental —ha estado hospitalizada por motivos psiquiátricos—, pero una mujer que puede criar a dos niños pequeños y mantener un trabajo exigente a tiempo completo, como estrella del pop, no está incapacitada hasta el punto de necesitar la custodia de otro adulto».

De las palabras a la acción

El impulso generado por Framing Britney y los reportajes de los medios sobre el impacto de las tutelas ha desembocado en un debate sobre las alternativas. Incluso ha suscitado llamamientos a los partidos para una acción política al objeto de reformar el sistema de tutela en California y en otros sitios, que han recibido una amplia cobertura informativa. En una época en la que demócratas y republicanos no parecen ponerse de acuerdo en nada, la reforma de la tutela parece ser una excepción.

El exgobernador de Arkansas y candidato republicano a la presidencia Mike Huckabee abrió esta tendencia con un artículo de opinión el 27 de febrero en FoxNews online. Afirmó: «El enorme alcance de la epidemia de abuso con las tutelas va mucho más allá de Spears, pero a menudo esto es soslayado por los principales medios de comunicación».

Huckabee citó docenas de casos de abuso de tutela en Estados Unidos, como el de la extutora Rebecca Fierle, nombrada por un tribunal, «acusada de abuso, con el agravante de negligencia, de ancianos después de la muerte de un tutelado a su cargo. Además las investigaciones sobre Fierle descubrieron sorprendentes supuestos conflictos de intereses y doble facturación en cientos de casos a su cargo». Concluyó que el tema «merece una reforma nacional bipartidista y una campaña de base para proteger a los miembros más vulnerables de nuestra sociedad que se encuentran entrampados por esta».

Antes de transcurrir dos semanas tras las declaraciones de Huckabee, los congresistas y miembros del Comité Judicial de la Cámara de Representantes Matt Gaetz (republicano de Florida) y Jim Jordan (republicano de Ohio) recogieron su llamamiento. Gaetz redactó un comunicado de prensa en el que anunciaba que enviaron una carta al presidente del Comité, Jerrold Nadler, «solicitando que el Comité Judicial de la Cámara de Representantes convocase una audiencia para revisar y analizar la difícil situación de los estadounidenses entrampados injustamente bajo las tutelas». Gaetz declaró: «Si el proceso de tutela puede arrancarle las decisiones sobre su vida a una mujer que estaba en la flor de su vida y a una de las estrellas del pop más poderosas del mundo, imagínese lo que puede hacer con las personas que tienen menos poder y menos voz». La carta también citaba informes de la Oficina de Responsabilidad del Gobierno Federal y del Departamento de Justicia, así como los comentarios de un abogado de la ACLU sobre la tutela como una cuestión de derechos de los discapacitados.

La iniciativa generó titulares en los principales medios de comunicación, como Vanity Fair y las cadenas de noticias, así como en la prensa de entretenimiento. Aunque la carta resaltaba la situación de la estrella pero con el fin de centrarse de una forma más amplia en el tema de la reforma de la tutela, los titulares tendían a enfatizar demasiado el factor de la fama. Por ejemplo: «Los republicanos Matt Gaetz y Jim Jordan intentan liberar a Britney Spears» (CBS); «El representante de Florida Matt Gaetz se une a la lucha para liberar a Britney Spears» (WPAC, filial de ABC); «Gaetz se une al movimiento “#FreeBritney” y pide una audiencia sobre las tutelas» (Fox News). El artículo de Fox News incluía el fragmento de un vídeo en el que dos abogados debatían sobre la conveniencia de poner fin a la tutela de Britney, pero dejaba pasar la oportunidad de debatir los pros y contras del mismo sistema de tutela.

Del mismo modo, algunos medios de comunicación se centraron sobre todo en el aspecto «Britney contra Jamie» de este asunto, y en la reacción de su padre a la propuesta de Gaetz/Jordan. Dichos artículos, incluido el de la NBC, se inclinaron a favor de la tutela y solo de pasada mencionaron el tema más amplio.

Quizá sea comprensible que la prensa no se tome muy en serio la propuesta política de los congresistas. Gaetz y Jordan no son conocidos por sus convicciones en temas de justicia social. Y las leyes de tutela se gestionan a nivel estatal, no federal (un aspecto que ningún medio de comunicación se encargó de señalar).

Y cuando surgieron unas acusaciones que vinculaban a Gaetz con el tráfico sexual el asunto desapareció de los titulares.

Sin embargo, los legisladores de California, el estado natal de Spears, se pusieron a trabajar en proyectos de ley que, en el caso de que sean aprobados, pueden provocar reformas reales en la tutela, y todo ello inspirado por Framing Britney Spears. No obstante los titulares sobre los proyectos de ley, que aparecieron a finales de marzo, también tendían a resaltar demasiado el tema #FreeBritney, pero los mismos relatos explicaban cómo las nuevas leyes que se proponían podrían proteger los derechos civiles de los tutelados y evitar los abusos del sistema.

El proyecto de ley 1194 de la Asamblea, presentado por el diputado Evan Low (demócrata del 28º distrito), propone una supervisión y formación específicas para los tutores, impone sanciones a quienes no actúen en el mejor interés de su protegido y revisa los conflictos de intereses.

El proyecto de ley del Senado 602, del senador estatal John Laird (demócrata del 17º distrito), incrementaría la frecuencia de las revisiones de las tutelas. Y el proyecto de ley del Senado 724, del senador estatal demócrata Ben Allen —aprobado por el Comité Judicial del estado en abril y encaminado a una audiencia plena—, permitiría que una persona sujeta a la tutela pudiera elegir su propio abogado, aunque se dude de su capacidad mental.

El artículo de Los Angeles Times señaló que algunos abogados pensaban que los proyectos de ley no eran lo suficientemente ambiciosos, ya que uno de ellos consideraba que también era necesaria una reforma judicial y otro dijo que se centraban demasiado en personas como Spears y que deben considerar la tutela de un modo más «holístico». 

La cobertura de la MSNBC, que abarcó tanto las audiencias propuestas por Gaetz como las nuevas leyes estatales, incluyó una entrevista con Kathy Flaherty, directora ejecutiva del Proyecto de Derechos Legales de Connecticut, que defiende a las personas de bajos ingresos en el sistema de salud mental. Flaherty señaló que las personas que bregan con sus condiciones de salud mental pueden recuperar la capacidad de dirigir sus vidas. Explicó que las tutelas «no necesariamente deben privar a alguien de sus derechos para toda su vida» y enumeró alternativas menos duras para tomar decisiones asistidas.

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En el programa American Voices de la MSNBC, en marzo, la presentadora Alicia Menéndez entrevistó a la abogada Kathy Flaherty, del Proyecto de Derechos Legales de Connecticut, sobre cómo las tutelas pueden privar de sus derechos a los discapacitados.

Texto: El nuevo documental Framing Britney Spears despierta el debate sobre las leyes de la tutela.

Lecciones aprendidas

Está claro que Framing Britney ha provocado un cambio en la percepción que el público tiene de Spears respecto a si está incapacitada. Y ha sido un reclamo informativo para muchas conversaciones importantes y que era necesario que se produjeran. Incluso alentó a la acción política sobre la tutela y, por extensión, los derechos de las personas con diagnósticos de enfermedad mental. Pero todas estas cuestiones no son nuevas. Durante años se han publicado múltiples informes gubernamentales y muchos artículos de investigación acerca de los problemas de la tutela —la agencia Associated Press ya había realizado una exposición en 1987—, aunque luego cayó en el olvido. ¿Por qué empezamos ahora a tomar en serio el caso de Spears y el abuso de la tutela?

Parte de este cambio puede ser cultural. Una mayor conciencia e inquietud por la justicia social forma parte del espíritu de la época actual, encarnado en los hashtags de las redes sociales #MeToo, #BlackLivesMatter y #CriptheVote, que puede aportar más credibilidad a los principios que animan el movimiento #FreeBritney y a las cuestiones más amplias que plantea.

Además, tal como escribió P. David Marshall, profesor y catedrático de investigación en Nuevos Medios, Comunicación y Estudios Culturales de la Universidad de Deakin (Australia) en The Conversation, «está surgiendo un nuevo sentido de conexión y responsabilidad hacia las personas conocidas: donde antes nos quedábamos boquiabiertos ante las batallas públicas de Britney, Paris Hilton y Lindsay Lohan, ahora hay una respuesta con mayor preocupación. El público se ha convertido en defensor de los más vulnerables y explora los problemas culturales de formas nuevas: se están desarrollando nuevas normas».

Jessica Ford, profesora de Cine, Medios de Comunicación y Estudios Culturales de la Universidad de Newcastle, recogió esta línea de pensamiento en una entrevista con el Sydney Morning Herald: «Ya no es culturalmente aceptable ridiculizar abiertamente a alguien por sus problemas de salud mental». O, se podría argumentar, asumir que necesita de otra persona que dirija su vida.

A raíz de la película parece que también se ha tomado conciencia de que, cuando se trata de la tutela, las historias y las voces de las personas sometidas a ella importan. A menudo, en el pasado este aspecto se omitió cuando se informaba sobre las batallas de Spears, justificado por el hecho de que rara vez habló de su tutela en público, y como si callarse significara consentir. Ahora que ha expresado su deseo, a través de su abogado, de cortar el poder de su padre sobre su vida, su perspectiva está siendo reconocida e incluso apoyada. Y está surgiendo una imagen diferente a la que se tenía de ella cuando los medios de comunicación se centraban sobre todo en la perspectiva de quienes pretendían controlarla.

La semana pasada, la BBC estrenó su propio documental sobre la tutela de Britney Spears. Según una reciente publicación en Instagram, la cantante se siente traumatizada por este tipo de películas y se pregunta por qué los medios de comunicación se centran en su pasado y no en su futuro. Pero si los últimos meses sirven de indicio, el futuro de su tutela, y el tema más amplio de la tutela y los derechos civiles de los enfermos mentales, seguirá siendo el centro de atención, y eso ofrece una posibilidad de cambio real.

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Nota: A petición suya, Britney Spears tiene una comparecencia el 23 de junio para dirigirse directamente al tribunal sobre su tutela en una audiencia judicial.

Traducción: Mikel Valverde

Miranda Spencer

Miranda Spencer edita la sección de recursos para padres de MIA. Periodista, crítica en los medios de comunicación y editora de libros durante tres décadas, es licenciada en Literatura Inglesa por el Bard College y estudió periodismo en la Universidad de Nueva York. Como persona con experiencia personal en el sistema de salud mental, se compromete a garantizar que todas las personas que buscan apoyo tengan acceso a una información completa y a opciones que les den poder. 

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