El 31 de enero apareció en el diario de tirada nacional ABC de España la siguiente noticia:
Este enfoque problematiza el brote psicótico, en lugar del acoso escolar. La agresividad no parece tener nada que ver con que le llamasen «empollón» o que tuviese problemas familiares. De este modo se consigue culpar a la persona individualmente sin tener en cuenta el verdadero problema de fondo: para muchos jóvenes, la escuela es un lugar de conflicto, y no de tranquilidad.
El brote parece ser más una consecuencia de lo que estaba pasando, en lugar de la causa de la agresividad. El objetivo no debería ser alertar contra los brotes psicóticos, sino alertar contra el acoso escolar. Las personas en brote seguirán siendo sospechosas de agresividad debido a este tipo de artículos, mientras la escuela seguirá considerándose ese lugar de donde nada malo puede venir.
Priorizar un modo individualizado de ver la salud mental no solamente tiene consecuencias sobre las personas que acuden a los servicios de salud mental, sino que también afecta a la percepción que la sociedad tiene de las personas con sufrimiento psíquico. En última instancia sirve para proteger a las instituciones y, de lo que se les podría culpar a ellas, culpar a las víctimas en su lugar a través de un diagnóstico cuya función debería ser otra muy distinta.
