Texto originariamente publicado en Mad In America (17 de agosto de 2016)
Un nuevo estudio publicado en Lancet Psychiatry pone en cuestión la práctica común de cerrar las plantas de psiquiatría para prevenir los intentos de suicidio de los pacientes o que estos abandonen el ingreso en contra del criterio de los médicos. El estudio muestra que las puertas cerradas no ponen fin a esos comportamientos, y los investigadores especulan sobre la posibilidad de que las plantas cerradas sean incluso perjudiciales para la seguridad de los pacientes.
Christian Huber, psiquiatra y autor principal del estudio, explica:
“Estos resultados sugieren que las políticas de puertas cerradas pueden no ser de ayuda a la hora de mejorar la seguridad de los pacientes en los hospitales psiquiátricos, y que generalmente no tienen éxito a la hora de prevenir que la gente se fugue. De hecho, una política de puerta cerrada probablemente impone una atmósfera más opresiva, que puede reducir la efectividad de los tratamientos, causando estancias más prolongadas en el hospital. Esta práctica puede incluso ser una motivación para los pacientes para escapar”.
El amplio estudio observacional de 15 años de duración que se realizó en Alemania examinó grabaciones de 21 pacientes ingresados en hospitales psiquiátricos entre 1988 y 2012. Los investigadores analizaron 145.738 casos de plantas de psiquiatría que tenían diferentes políticas (puertas cerradas, semiabiertas y completamente abiertas) y compararon las tasas de suicidios, los intentos de suicidios y las salidas sin permiso (con y sin regreso al hospital).
De acuerdo con su análisis, los intentos de suicidio eran menos comunes en las plantas con puertas abiertas que en las cerradas, y el riesgo de consumar suicidios no difería significativamente entre los tipos de planta. Encerrar a los pacientes en la planta tampoco reducía de forma significativa la probabilidad de que se fueran (fuga) y no regresaran, en comparación con las salas abiertas.
“La fuga puede darse cuando el clima de la planta es más restrictivo, como en las plantas cerradas o semicerradas, lo que aumenta la motivación de los pacientes por recuperar su libertad personal y salir de la planta cuando se presenta una oportunidad”, escriben los investigadores.
“Los dispositivos abiertos y los de atención diurna pueden contrarrestar con éxito su menor capacidad para retener a los pacientes físicamente proporcionando un mejor clima terapéutico, y los clínicos deben explorar cómo adaptar -por ejemplo- los dispositivos diurnos a las necesidades de los pacientes gravemente enfermos”.
En una reseña editorial que acompaña al estudio, el profesor de psiquiatría de Oxford Tom Burns añade:
“En la psiquiatría occidental, estamos asistiendo a un cambio hacia una mayor coerción y control. La variación entre unos lugares y otros parece reflejar más modas y tradiciones locales que diferencias demostradas en las características y necesidades de los pacientes. En su forma más básica, este incremento en la coerción refleja una despreocupación sobre los derechos de los pacientes que reclama una atención urgente – virtualmente, cada código nacional de práctica está comprometido con el concepto de la alternativa menos restrictiva. Este aumento en el control puede estar indicando también una tendencia más preocupante: un descuido en la atención para establecer relaciones de confianza con personas con problemas y gravemente enfermas. Si perdemos el énfasis en la importancia de esta habilidad principal de nuestra formación y práctica, puede ser muy difícil de recuperar. La alianza terapéutica y la continuidad de cuidados necesitan volver a lo que es prioritario en nuestra profesión”.
Nota: El psicólogo James Coyne ha criticado este estudio en su blog «Mind the Brain”, argumentando que los datos no apoyan las conclusiones indicadas. Puedes leerlo aquí en su versión original.
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Huber, C.G., Schneeberger, A.R., Kowalinski, E., Fröhlich, D., von Felten, S., Walter, M., Zinkler, M., Beine, K., Heinz, A., Borgwardt, S. and Lang, U.E., 2016. Riesgo de suicidio y fuga en hospitales psiquiátricos con y sin política de puertas abiertas: un estudio observacional a 15 años. The Lancet Psychiatry. (Resumen en su versión original)