Una pieza única

¿Es posible que en horario de máxima audiencia una televisión trate salud mental comunitaria, (des)medicalización, o de contenciones mecánicas? ¿O que un documental despliegue alternativas narrando en primera persona y subrayando autonomía y derechos? Emitido en noviembre en Sense Ficció (TV3) Veus contra l’estigma (‘Voces contra el estigma’) retuvo al público porque hace mucho más que eso: proyecta luz. El delicado abrazo que presentan Marta Espar (guionista) y Marc Parramon (cámara, montaje y realización) logra dibujar una crítica coral con relatos íntimos que apuntan a opciones de cambio que existen en proyectos catalanes y se conocen poco. 

«Lo queríamos contar todo a través de los protagonistas» nos contó Marta Espar. «Veus contra l’estigma» es un telar donde más de 20 testimonios construyen una red basada en su experiencia. Tras diez años implicada en salud mental como periodista atesora una red de fuentes construida, explica, desde el cariño. «Me interesa la salud en relación a los derechos de las personas» añade y subraya que la salud mental es objeto de olvido y de negligencias contínuas. Cada voz abre abanico y dibuja un mapa de enmiendas al paradigma de atención dominante. Aportar experiencias en positivo es para Marta la forma más eficiente de contribuir al cambio.

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Caminos que dibujan un mapa

Algunas voces son pequeñas puntadas, otras, madejas que van y vuelven tejiendo la trama. Una entrevista a Edgar  Vinyals en 2011 sembró en Marta la idea de grabar un documental. La voz del presidente de la federación en primera persona Veus es el hilo que más puntos conecta: plantea maltrato en contenciones mecánicas, la medicalización o la definición de locura y conduce a Thomas Emenegger, psiquiatra que trabaja con cero contenciones en Suiza, a charlas informativas con profesionales del sistema de salud catalán, a un psiquiatra sin bata (Jordi Marfà) que señala la precariedad de reursos en psicoterapia pública o hasta la clínica Keropudas (Finlandia), cuna del enfoque Open Dialogue.

Cada escena está porque suma algo distinto. Una tertulia en Radio Nikosia aparece con intermitencias de faro. Rosa Garcia (Activament), Edgar Vinyals y Princesa Inca (Cristina Martín, Nikosia) comparten experiencias junto a dos antropólogos de la salud (Josep Mª Comelles y Martín Correa, impulsor de Nikosia). Una planta de hidrocarburos presenta a Ángel Urbina como ingeniero, jefe de compras y activista (Obertament) tras ser tachado de no apto para estudiar. Una redacción de periódico muestra a Elisenda Reinés, periodista, que recorre otras redacciones para acabar con el estigma en los medios. Pisos donde ganar autonomía, personas que cuentan como han escuchado voces, entidades que generan trabajo, psiquiatras que cuentan como un viejo hospital psiquiátrico viró hacia una horizontalidad comunitaria (Claudi Camps y Cristina Gisbert en Salt, Girona). «Las asociaciones nos llevaron a Girona como el único lugar donde la gente estaba contenta», cuenta Marta. El documental exprime cada segundo para decir tanto como se pueda.

Imágenes que transmutan sombra sin renunciar a la crítica

La investigación para el documental duró dos años y forjó afectos con aroma de cafés compartidos (muchos). Si la voz de Princesa Inca estuvo en el arranque periodístico de Marta en salud mental también la encontramos al inicio del documental. Sus cuatro poemas aran sufrimiento para sembrar en él ternura y abrigo, indómitos, acusadores, fraternos. Desde el haber vivido y compartido con otras «pupilas dilatadas de tanta química» lo que el público no sabe. «Veus contra l’estigma» está lleno de semillas y su poesía latente reverbera entre palabras. Cambios de foco, juegos sobre cristales, túneles hechos de ciudad, respiros de luz, pausas, caricias intermitentes de música. Marc Parramon (Refugio Dresde o Filosofia a la presó) potencia el guión siendo capaz de nombrar sombra y sufrimiento y licuarlos en luz. Como cámara y realizador, a través del lenguaje audiovisual, construye un co-relato luminoso que envuelve, integra y proyecta desde el minuto uno. Tras 14 años trabajando juntos Marta cree que, de tanto hablarle de cada tema, su lente se decantó sola por captar luminosidad cuando era posible detenerse en oscuridades.

La proximidad en cada voz realza la dimensión humana de una crítica dibujada punto por punto. «La medicación no es la panacea, tiene un montón de efectos secundarios: te engordas 20 quilos, te jode la tiroides, te aturde, puede afectar al corazón», subraya Princesa Inca. Edgar describe los síntomas y la peligrosidad de la abstinencia al dejar un fármaco. En pantalla se dan pocos datos pero muy claros, uno de ellos situa a Catalunya entre las zonas de más consumo de psicofármacos del mundo. El andamiaje periodístico bajo los itinerarios vitales se traduce en una documentación ingente. «Para introducir la declaración Jordi Marfà [elegir el neuroléptico Xeplion, nuevo a 520€/mes sin ventaja minando recursos frente a clopixol, sin patente a 8€/mes] tuve que buscar muchos estudios que lo avalaran y tengo muchas entrevistas que dicen lo mismo». Entre otras que avalan parte de lo que se dice destaca las de Max Birchwood, Jim van Os o Peter Gøtzsche o consultas repetidas al farmacólogo Joan-Ramon Laporte.

«Veus contra l’estigma» ha sido producido por Joan Úbeda en Media 3.14 (Mediapro), coproducido por TV3 y apoyado por administraciones públicas, sanitarias y educativas que usarán esta pieza como herramienta de futuro. Marta intuye que habrá provocado sorpresa al llevar la crítica más allá del eje estigma, tan central en lo institucional, y que en el documental es importante pero para nada único. Veus contra l’estigma tiene la valentía de abordar y cuestionar apostando por ofrecer alternativas reales hoy. Algunas desmontan el discurso biologicista veladamente. Edgar Vinyals comenta que en Finlandia «les costaba horrores entenderme cuando les hablaba de cronicidad, no entendían lo que eso significaba».

Veus contra l’estigma también quiere, apunta Marta, reflejar una revolución en el mundo asociativo. Unos ecos invitan, como hace Elisenda, a no encerrar el sufrimiento para encontrar nuevos apoyos. Otros piden levantar la voz. Edgar cierra el documental en unas jornadas que unen derechos y salud mental: «ahora es el momento de estos cambios posibles y de respetarnos más, tenemos que aprender a pedir que nos respeten y a veces tenemos que exigirlo». Grabado en Cataluña y Finlandia este documental se proyecta mucho más lejos. Sus mensajes muestran hechos que ya son imparables. Verlos unidos desde el timbre de cada voz emociona y eleva: hay instantaneas imprescindibles para tomar consciencia o para no rendirse empujando.

El documental alterna catalán y castellano pero, por encima de todo, se entiende. 

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