Han transcurrido más de 5 años desde que empecé a prestar consultas no médicas para personas que se encuentran en un  proceso de abandonar, o esperan hacerlo, la toma de psicofármacos. También he trabajado con familias de personas que buscan alternativas y desean librarse del hospital y los fármacos.

Antes de empezar este trabajo como consultora, durante diez años conseguí la experiencia profesional en varias organizaciones, al usar distintas modalidades de ayuda a las personas que buscaban alternativas a la psiquiatría. El trabajar para estos distintos grupos y proyectos me ayudó a aprender sobre los modelos de apoyo entre pares, la ayuda en base a nutrición, plantas, y suplementos para el cuerpo, las estrategias de desintoxicación, los métodos para reducir, y los retos habituales que las personas encaran al dejar los fármacos que sus médicos les dijeron que eran seguros y curativos.

También tuve la experiencia propia de abandonar siete fármacos psiquiátricos distintos. Sabía que podría morirme si no conseguía dejarlos de forma segura (y la historia sería que moriría de enfermedad mental).

Ninguna de las personas con las que he trabajado lo pasó bien. Las personas no contratan a un consejero no médico privado para que les ayude a dejar de tomar un fármaco recetado porque sea fácil y sencillo hacerlo. Si este fuera un proceso sencillo, de paso a paso, que se pudiera escribir en un libro o en un blog, no tendríamos esta gran demanda y no recibiría correos electrónicos y mensajes desesperados casi a diario.

Quiero compartir aquí algunas cosas que he aprendido en este proceso, que por supuesto sigue en curso. A pesar de lo lejos que hayamos llegado, hay un largo camino por recorrer en la búsqueda de liberar a todos los que desean abandonar la psiquiatría. A pesar de los correos electrónicos que he recibido, de personas diciendo que mi blog ha cambiado completamente su forma de ver la vida, e incluso cuando algunos afirman que mis escritos les ha salvado la vida, todavía hay muchas otras personas más para las que todas estas ideas son muy buenas, pero pasar el síndrome de abstinencia real les resulta algo imposible.

1. Nadie llega a usar los fármacos psiquiátricos mediante un consentimiento informado. A nadie se le dan muchas opciones accesibles, seguras y indicando de forma honesta la procedencia de su diagnóstico y lo arbitrario que resulta, con un buen ejercicio de crítica social incluida, y a pesar de ello decide tomar fármacos psiquiátricos. Las personas los toman por su aflicción. Esencialmente se trata de un proceso de manipulación que no ofrece alternativas que sean accesibles y socialmente aceptables.

2. El proceso de dejarlos y toda la sanación física, emocional, mental y espiritual que lo acompaña requiere mucho más tiempo del que la mayoría de las personas supone o desea. Es un bootcamp* a todos los niveles. Los que llegan desde el otro lado, pueden experimentar un sentimiento pleno de muerte y renacimiento de un nuevo yo.

3. Muchas personas no tienen los medios para pagar de su bolsillo la ayuda que necesitan para atravesar este proceso largo y costoso. Las compañías farmacéuticas deberían hacerse responsables de ello, ya que han generado este alto coste para recuperarse de sus daños y la negligencia médica. Dado que no asumen la responsabilidad de su daño, la carga extra descansa sobre nosotros. En Internet, personas que no me conocen me han criticado por cobrar demasiado, aunque tenía una tarifa muy ajustada y he dedicado mi tiempo libre y compartido voluntariamente lo mejor de mi conocimiento y mi saber en ayudar a los que están en esta lucha. Esta es la lógica inadecuada al dirigir la crítica hacia debajo de la pirámide social en vez de hacia arriba. Por supuesto, aquellos cuya salud y sus vidas han sido destruidas por la psiquiatría y no tienen los recursos y el apoyo que necesitan para abandonar los fármacos psiquiátricos se encuentran legítimamente enojados y molestos.

4. Muchas personas no tienen la energía y la motivación para cambiar sus hábitos de salud cuando se encuentran en plena oscuridad por el daño psiquiátrico y la abstinencia. Cambiar la dieta y el estilo de vida de una persona y añadir uso de plantas, suplementos y otras prácticas de ayuda puede resultar confuso y excesivo para muchos. Quienes tienen más dinero y recursos sociales, así como conocimientos sobre las alternativas de salud, tienen más probabilidades de tener éxito al abandonar los fármacos psiquiátricos y seguir sin ellos.

5. A las personas más jóvenes y con mejor salud, y con una constitución más robusta les puede resultar algo más fácil, pueden tener mayor fortaleza.

6. En aquellos que todo parece haberse puesto en contra también resulta posible, y tener un fuerte empeño puede marcar una diferencia. “Cuando hay voluntad hay un camino”. Esto no significa que cuando alguien tiene que luchar sea su culpa o a su falta de voluntad. Lamentablemente los fármacos psiquiátricos tiene el efecto de amortiguar el deseo. El deseo de algunas personas tiene que provenir de algo más allá de ellos mismos, desde un propósito superior. A veces cosas como el destino y lo desconocido tienen cabida y no podemos decir que siempre entendemos o podemos evaluar científicamente la razón por qué una persona puede dejarlas y otra no. Cada uno tenemos distintos caminos de vida y negar lo desconocido o tratar de definirlo todo en términos de causa y efecto lineal, como mecanismo de control moderno similar al de la psiquiatría misma. Como en la vida, hay disparidades y cosas injustificadas que no siempre podemos explicar.

7. Quienes abandonan los fármacos psiquiátricos tienden a desear ayudar a otros a que hagan lo mismo. Casi todas las personas con las que he trabajado a lo largo de los años han expresado esto. Al terminar, adquirimos tanto conocimiento sobre lo que ayuda que tenemos que compartirlo con otros. Se convierte en una interpelación.

8. No necesariamente tendrás problemas de responsabilidad haciendo lo que hago. La primera pregunta que la mayoría de las personas me hace cuando les hablo acerca de lo que me dedico es sobre la responsabilidad. No he sido demandada, ni nada parecido. Al no pretender dar consejos médicos y teniendo claro que ofrezco consejo en base a la experiencia personal y profesional, la persona con la que hablo es libre de hacer lo que quiera, incluyendo el experimentarlo por si misma, y consultar con médicos, naturópatas, etc. antes de tomar una decisión. Tal vez he tenido la suerte de no haber sido demandada, pero también creo que siendo sincera y honesta en lo que hago yen  lo que no ofrezco, y al escuchar a las personas, respetando sus deseos y elecciones, las posibilidades de ser demandada son bastante escasas. Si tuviera mucho más que perder, podría sentirme más preocupada.

9. Se necesita que muchas más personas hagan esto con distintos precios y con diferentes modelos de empresa, incluyendo la subvención y la financiación pública, siempre que se pueda hacer sin perder la integridad. Mi modelo de empresa es una simple tarifa por hora de consultoría y luego suministro toneladas de blogs, videos, audios, charlas, un boletín y un e-book gratis en mi sitio web (y otros blogs como éste). Debido a que realizo tanto trabajo no remunerado entre bastidores y no tengo otros fondos regulares, mi precio por las consultas no es súper barato. Tengo paquetes con descuentos substanciales y a veces puedo ofrecer una cuota ajustable. Estoy segura de que hay modelos de negocio más rentables que el que yo utilizo, y siempre estoy aprendiendo algo más. Al igual que dejar los fármacos lleva tiempo, descubrir una forma de trabajar lleva tiempo en ser desarrollada. En ambos casos estamos reinventando la rueda y hacemos lo mejor que podemos en cada momento, en el interior de un sistema que ha quebrado.

10. Hay muchas personas que podrían hacer cosas similares a las que yo hago, y se necesitan muchas más. Necesitamos al menos la misma cantidad de personas para ayudar a quienes desean dejar de consumir los fármacos psiquiátricos como las que los recetan sin preocupación. He comenzado a formar a personas que dejan los fármacos en esta ayuda no médica, y así poder incluir a otros expertos en mi sitio Web www.chayagrossberg.com, o ellos pueden crear su propia forma de trabajar. He empezado a hacerlo en mi zona. También se está preparando un curso de capacitación on line. Por favor, contácteme a través de mi sitio Web si está interesado en la formación individualizada para aprender a hacer esto o suscríbase a mi boletín para estar informado cuando esté listo el curso on line.

Me encantaría escuchar sus ideas sobre cómo podemos aumentar el apoyo mutuo para dejar los fármacos psiquiátricos y qué se puede hacer para que esta ayuda esté más accesible, conservando al mismo tiempo nuestra integridad y salud. Espero que algo de lo que he aprendido y compartido aquí pueda resultar útil para quienes los estén dejando o apoyando a otros a abandonar los fármacos psiquiátricos. Lo más importante que he aprendido y sigo aprendiendo es lo mucho que esta es una necesidad no satisfecha para muchos. Y que simplemente va a crecer a medida que aumenten tanto la prescripción como el conocimiento sobre los peligros de los fármacos psiquiátricos.

 

*Nota del traductor: Bootcamp es un concepto que hace referencia a un aprendizaje de carácter especializado, muy intensivo y focalizado en la práctica.

 

Este texto fue publicado originalmente en marzo de 2018 en Mad in America y traducido por Miguel A. Valverde y José A. Inchauspe.

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